martes, 17 de marzo de 2015

Aliesky Sánchez muestra de confianza del Programa de Innovación Agropecuaria Local.


A  la CCS Abel Santa María en el municipio de Santa Isabel de las Lajas en la provincia de Cienfuegos, pertenece Aliesky Sánchez, joven declarado muestra de confianza  dentro del   Programa de Innovación Agropecuaria Local.
 Con registros del ascenso en  los rendimientos agrícolas,  el campesino lajero  muestra cómo el empleo adecuado y oportuno de abonos orgánicos y de microorganismos eficientes puede duplicar rendimientos en los frutales y la caña e incrementar también los volúmenes de cosecha en maíz y garbanzos.
 Esta alternativa se ha propuesto llegar a todas las formas productivas enclavadas en el territorio lajero  más de 15   productores están capacitados , en asuntos tan necesarios como la diversidad genética y tecnológica, la adaptación y mitigación del cambio climático y el trabajo con los jóvenes.
Aliesky  aplica múltiples medidas de conservación y mantenimiento de los suelos de su finca,  gracias a los nuevos saberes.

Capacidad innovadora y de experimentación  que ofrece la  posibilidad de producir y consumir alimentos libres de  sustancias químicas que  dañan la salud humana.
    Iniciado como un proyecto de mejoramiento de semillas, el Pial ha ido creciendo hasta    las comunidades rurales de este municipio cienfueguero, con un sentido de autoabastecimiento e incremento de productos agroecológicos a través de la experimentación entre la población agricultora.




Volveré a verte

La primera vez que le vi llevaba una bata blanca y casco de protección
que casi cubría sus ojos.
Recuerdo que fue en el central Caracas, del municipio cienfueguero de
Lajas, donde realizaba el chequeo pre zafra a los trabajadores de la
industria.
Han pasado algunos meses y hoy cuando revisaba mi Factbook, encontré la
solicitud de amistad de Rubén Carballo.
En ese instante no reconocí de quien se trataba, pero acepté.
Casi al concluir mi jornada de trabajo, recibí su primer mensaje y
decía:
Periodista, cuénteme de mi pueblo y su gente, dígame si ha vuelto por
el ingenio Caracas y hábleme de sus trabajadores.
Con rapidez reconocí en sus preguntas aquel abnegado enfermero
encargado de la salud de los obreros en el municipio antes de que
arrancara cada contienda azucarera.
Pero al continuar leyendo me invadió la tristeza
Cuando convivimos fuera de la patria en países como Conakry nos damos
cuenta una ves más del valor de nuestro sistema de salud pública,
incomparable, maravilloso, con todos los defectos que sabemos puede
tener.
Es difícil y peligroso el trabajo aquí, tenemos que protegernos de un
enemigo invisible, tengan confianza en nosotros, pues llegaremos a la
patria sanos y a salvo con la misión cumplida.
Jamás sentí tanto orgullo de ser cubana y en especial lajera.
En el resto de la conversación viví cada paso de su vestido y
desvestido, del calor del traje, sentí el olor a cloro de la
disinfestación y su cambio de guantes tras cada proceder.
Tuve ganas de gritarle que volviera
Pero percibí su alegría cuando me explicaba a cuantos pacientes había
detectado el virus a tiempo, impidiendo que destruyera sus órganos y
que hoy tenían una alta posibilidad de vivir
El virus es mortífero pero la desgracia es de estas personas es que no
tienen un sistema de salud como el nuestro.
Y entonces callé
Tal como me lo pidiera lleve a su familia estas palabras.
Dile a mi familia y a todos los lajeros que no se preocupen que dentro
del traje siento el calor  de todos ustedes y me da fuerza para seguir
luchando y lograr que esta epidemia no llegue al Caribe, a nuestra
cuba, confíen en nosotros.
 Rubén es el padre de una joven a la cual hace poco entreviste,
estudiante de las  Ciencias Biológicas, quizás para seguir sus pasos.
Profesionales formados por el sistema social cubano.
Únicos seres humanos en el mundo con tantos principios y valores.
Mucha suerte hermano y no se preocupe que aquí,  el pueblo de Santa
Isabel de las Lajas, su familia y los trabajadores del central lo
esperan.
 Regresará a la patria con el mayor de los premios, y ese será,  la
satisfacción del deber cumplido.
Estas fueron las últimas palabras de nuestra conversación, desde
entonces busco sus mensajes, y a través  de ellos conozco sus vivencias
y me muestra fotos.  
 Mientras espero confiada volver a verle con la bata blanca y el casco
de protección que casi cubre sus ojos.

El ingenio de Elsie Montenegro

Cuando Elsie Montenegro se aventuró a crear una máquina para la conformación de mangueras plásticas  nunca imaginó que le podría aportar tantas satisfacciones por la utilidad de las producciones, mucho menos por el reconocimiento a su persona.El reto de crear novedosas máquinas y lograr el producto con la calidad
deseada, también las necesidades para la supervivencia, fueron aspectos
que confluyeron para los resultados que hoy alcanzan Elsie y 4
trabajadores, en la localidad cienfueguera de Lajas, en una modesta y
pequeña fábrica de mangueras, tubos, conexiones de riego y otros útiles
hidráulicos, cuyas producciones son demandadas en varias provincias.

A partir del empleo de polietileno obtenido del desecho de embalajes y
producciones defectuosas, transforman una materia que habitualmente
termina en los basureros con la consiguiente carga contaminante.

Más de 3 millones 800 mil pesos ha sido el resultado para la economía
desde que en el 2011 iniciaron las producciones en medio de tropiezos
para la obtención del plástico y en el logro de nuevas líneas de
artículos.

Una maquinaria artesanal, diseñada y fabricada por el propio lajero a
partir de pedazos de hierro y láminas, poleas, engranajes, motores,
dieron forma a máquinas conformadoras de  mangueras en varias medidas.
 
Las producciones se destinan a la red minorista en moneda nacional,también a entidades estatales donde tienen gran aceptación como en la Agricultura, Construcción,   Vivienda, Educación, y Salud.



lunes, 16 de marzo de 2015

La razón de vida de Yordany.



Los campos del Consejo Popular Ramón Balboa, perteneciente al municipio de Santa Isabel de las Lajas, en el centro de Cuba, resguardan en sus entrañas a un jóven que ha decidido combinar la militancia comunista con el trabajo agropecuario.

Yordany labora en la finca La Ceiba, donde produce cultivos como cebolla, ajo, frijol, frutales y arroz. Al mismo tiempo, dirige el Comité de Base de la UJC en la Cooperativa de Créditos y Servicios Antonio Maceo, a la cual pertenece.

Este muchacho, con poco más de veinticinco años, encuentra en sus ideales revolucionarios y en el campo su razón de vida. Consciente de que el resultado de su empeño no sólo se expresa en frutas, viandas y granos, sino también en virtudes.